sábado, 27 de junio de 2015

Los mejores años de mi vida fueron en la facultad de psicología.

Unos cuantos años viajando en el A con destino Somosaguas, a veces mañana y tarde. Semanas que podían empezar los lunes a las nueve y terminar los Viernes por la noche. Las aulas llenas de chicas, enormes colas en reprografía, la hemeroteca, las mejores palmeras de chocolate jamas creadas por tan solo un euro, el mítico Antonio y también su mujer Luisa.

Labrador, Hervas, Aguado, Burillo, Yela, Sierra y otros que tantos malos ratos han dado a más de uno. Técnicas de modificación de conducta, evaluación clínica, aprendizaje humano, personalidad, psicometría, lenguaje…  y bueno también mentoring y antropología.
Las largas horas en la biblioteca, los últimos años ya con BlackBerry mirando de reojo el Tuenti y escribiendo los primeros tweets, los “pijos de ADE” en la zona de libros en ingles y también los que siempre estaban fumando pasando el tiempo. 


Roberto, Alberto, Diego, David, Adri, Jacinto… y las ciento de compañeras más.  Miles de horas para aprender a entender la mente humana, decenas de asignaturas y profesores, centenares de créditos, miles de euros, muchas decenas de libros, miles de fotocopias, meses de practicas en el hospital y finalmente un 5,4 en el último examen, el de terapia de conducta en niños y por fin licenciado, un momento de felicidad incalculable. 

Recuerdo mi primera clase de estadística con doña Teresa Coello, también los problemas para entender algunos conceptos totalmente nuevos de neurociencia, aplicar e interpretar los test, las practicas de terapia de conducta, lo crudo que fue asistir a una terapia de grupos en el hospital, mis sesiones de mentoring con las que hoy son ya psicólogas ejerciendo, las largas horas en Conde Duque, en la facultad de historia, los domingos en la de derecho y también hasta las tantas en casa.

Las revisiones con un 4,9 que se quedan en un par de horas de rabia, los 5.0 que sabían a gloria, algún 4 que llegó a tener sabor dulce, las conversaciones en la cafetería y en el autobús sobre lo que había sido la clase, los chat por el msn messenger con compañeras. La preocupación de Alberto (enhorabuena por tu boda), la acción de Diego, el perfeccionismo de David y los despistes de Roberto…

No se me olvidan los clasificatorios para el campeonato de España en Águilas con libros, apuntes y fotocopias, los triatlones que no pude correr por tener que estudiar, las fiestas de mi pueblo que me quede sin disfrutar, los bocadillos que me preparaban en Arti porque tenía prácticas por la tarde y bueno también alguna que otro día de ir a clase con la ropa de haber salido de fiesta y sin descansar.

Los mejores años de mi vida fueron los que pasé en la universidad. Empecé porque me intrigaba conocer más sobre la mente humana, continué porque me apasionaba aplicar lo que aprendía. Fueron años intensos que disfruté y recuerdo con mucho cariño. Fue bonito, pero también muy duro, por eso me entristece…

…Ver tantos vendedores de inspiración, transmisores de felicidad, expertos en autoestima, tipos que hacen sanciones psicológicas y espirituales con frases motivadoras en puestas de sol, gurús  que traen como remedio a cualquier problema sonreír… Todos ellos sin haber pasado tan siquiera un día en la facultad de psicología.
Me entristece ver que los que hacen un breve curso,sin criterios de admisión ni exámenes de evaluación y con las mismas horas de duración que cualquiera de mis asignaturas optativas de la carrera se crean conocedores y capaces de jugar con la mente humana, que traten de vender obviedades como terapia. Son los que se sirven de las citas de psicólogos, filósofos y políticos de otros siglos para promocionar sus negocios de crecimiento personal, consecución de metas, bienestar mental...

Me entristece ver que sin ser tan siquiera psicólogos tengan el poder rebajar así a la psicología.

lunes, 15 de junio de 2015

¿Cómo es una mente masculina atractiva para las psicólogas?

Me he atrevido a entrevistar a 5 jóvenes psicólogas sobre mentes masculinas atractivas. Les pregunte a las profesionales de la mente humana sobre que les resulta atractivo psíquicamente en los hombres. No esperen leer nada sobre bonitos ojos, biceps o maneras de vestir; sin embargo descubriera más sobre lo que psíquicamente les “pone” a las psicólogas.

Españolas viviendo en distintos países, formadas en diferentes universidades y con estilos de vida dispares ¿Queréis saber lo que aconsejan todas ellas para ser atractivo? CONFIANZA en uno mismo.


¿Cómo es una mente masculina atractiva? Curiosa, inteligente, segura, sensible, creativa… y con humor, mucho humor, algo que casi todas ellas consideran imprescindible, como también la capacidad de mantener una conversación, tener una mente despierta o sentir empatía. “El sentido del humor está relacionado con la inteligencia, y eso lo hace muy atractivo”  Responde una de ellas, psicóloga especialista en parejas.

¿Cómo creen que afecta el físico en la personalidad de un hombre? Aquí hay división de opiniones, aunque la tendencia gira en torno al pensamiento de que lo te hace atractivo es tu personalidad, que puede estar influenciada por tu físico.

No pude resistirme a preguntarles sobre que les excita psíquicamente de un hombre.
Mentalidades abiertas, apasionadas, autoritarias, misteriosas e independientes. Estas son algunas de las características de una mente masculina que resulta sexualmente atractiva. No dejo de resultarme curioso que 3 de ellas me dijesen que les excita que les “vacilen” y también saber que ellas son el estimulo que causan la excitación.
Consideran obligatorio sexualmente que el hombre sea innovador, que no sea aburrido y que no resulte fácil conseguirlo, que suponga un cierto reto. “Que sea una persona que le guste el sexo de verdad, que parece una tontería pero no lo es”  Me confiesa una psicóloga madrileña de 27 años.

¿Qué les corta el royo?, ¿qué aborrecen? Sin duda los prepotentes y egocéntricos. La arrogancia y la insensibilidad no les gustan como tampoco las mentiras ni los chicos “sosos”. Los que están demasiado encima o piden demasiadas explicaciones tampoco parece que resultan muy atractivos para las psicólogas.

¿Chicos buenos o malos? Buenos y malos, dependen de la situación es la respuesta más habitual. “Los “chicos malos” puntualmente pueden resultar más interesantes porque suponen un reto” comentó una de ellas.
¿Sencillos o complejos? Como corrientes de la psicología, las contestaciones no fueron iguales. Me resulta destacable la respuesta de una de ellas: “Mentalmente sofisticados pero que te hagan la vida MUY fácil y sencilla”

Me atreví a bucear un poco más en mis preguntas y dirigirme a un plano más sexual y personal. En cuanto a mi pequeña muestra, ¿Prefiere dominar o ser dominadas? 3 de ellas creen que  depende del momento, que debe haber equidad en ambos roles, aunque un par de ellas me comentaron que normalmente prefieren ser dominadas.
¿Cómo han sido sus mejores amantes? Seguros, apasionados, sensuales, inteligentes con un toque descarado. Una de ellas me confiesa: “Era un chico que sabia lo que quería, podia ser un angel o un demonio en la cama”. Generalmente la personalidad de sus mejores amantes y los hombres de sus fantasias coinciden. Cabe destacar que muchas de ellas han cumplido sus fantasias. 

¿Cómo o dónde preferirían que un desconocido que les resulta atractivo les hablase? Generalmente no les gusta que el primer paso sea en las redes sociales, Valoran mucho más que un hombre sea capaz de hablarles en la calle, en una cafetería… lamentan que todo ello se esté perdiendo por la entrada masiva de las redes sociales.

¿Qué hace que un hombre que conocen empiece a resultarles interesante? ¿que hace que deje de serlo? 2 respuestas son las mas comunes: Humor y conversación. Confiesan que aunque tengan un bonito físico, si no pueden crear y mantener una conversación fuera de lo superficial y trivial o no son capaces de provocar una carcajada, cualquier hombre deja de ser interesante. La capacidad de escuchar y cierta habilidad para romper esquemas son también habilidades que resultan destacables para crear interés de las consultadas. Los egocéntricos y mentirosos alejan el interés de la mayor parte de las psicólogas de la pequeña muestra entrevistada.




Las expertas en la mente humana me han ayudado a dibujar un sencillo perfil de una mente masculina atractiva. Es demasiado atrevido escribir sobre conclusiones, mucho más tratando de un tema demasiado subjetivo y con una muestra tan pequeña. Quiero agradecerles su ayuda para escribir este post. Me animaron a escribir la versión masculina del articulo, en la cual ya estoy trabajando.

miércoles, 3 de junio de 2015

Quiero escuchar algo más que un "where is the limit?"

Este es mi post del mes de Junio para la revista port training, yo he utilizado otro titulo. www.sportraining.es
Muchos de los futuros triatletas andan mirando los vídeos de Javier Gómez Noya confundidos, acomplejados y seguramente más atentos de la preocupación que de la ocupación. Algunos de ellos están buscando la figura del entrenador, alguien quien les de unas pautas para llegar a la meta en las mejores condiciones posibles pero también, de una forma más explícita a quien de forma sincera, personal y con conocimiento en la materia le diga que pueden hacerlo, alguien que les transmita algo más vago que un simple “¿where is the limit?”.
Muchas veces los entrenadores se quedan mirando los watios, segundos, kilómetros… y en multitud de ocasiones se olvidan que la clave puede estar en una frase que su deportista puede escuchar en tan solo 5 segundos. La mente de un atleta es extraordinaria, puede encontrar el placer en la fatiga, el éxtasis cerca del colapso, pero también es un gran muro para tantos otros que no logran creer que pueden hacerlo, un gran freno para los que caen en el conformismo o no se atreven a ir un poco más allá. La condición física cambia lentamente, pero la mentalidad de un deportista hacia un reto puede ser diferente en tan solo 5 segundos, sucede que su físico puede lograrlo pero la mente no se lo está permitiendo, ¿no conocéis ningún caso?
El deportista tiene que conquistar primero sus miedos, cuestionar sus limitaciones, romper las barreras que cree que tiene y debe dudar de lo que cree que conoce. El deportista debe saber que un entrenador que no incomoda no le está ayudando, que el que crea y lee entrenamientos sin desafiar y sirviéndose solo de los números es más un ingeniero. Quien compite en un deporte bien sabe que todo es mucho más sencillo si alguien que “sabe y le conoce” le muestra que “sí es posible”.
Después de casi 10 años y estando en diferentes posiciones, he visto como grandes triatletas totalmente capaces no se atrevían a inscribirse a una prueba porque nadie les hizo creer que sí que podían terminarlo, también como una persona que no era capaz de nadar más de 4 brazadas sin tener que parar, en tres días terminaba un triatlón nadando los 750 metros sin detenerse. He animado a un triatleta de casi 50 años a nadar 100m lo más rápido que pudiese; él daba por supuesto que no podía hacerlo por debajo de 1 minuto 35 segundos, cuando lo logró se sorprendió al conseguir la marca de 1 minuto 21 segundos! nunca lo había intentado, nadie antes le había desafiado a hacerlo.
Sus cuerpos podían y sabían, sus mentes no creían. ¿Hubiesen sido capaces de lograrlo siguiendo un programa de los que uno encuentra al escribir “entrenamiento triatlón” en Google?
Una vez que se está fuera de lo que uno mismo u otros considera el límite, todo es mucho más sencillo. Por ejemplo, una vez que se rompe la barrera de los 100 km en bicicleta se crea un antes y un después, porque de 80 a 101km hay un abismo, pero de 99 a 120 solo una barrita más.
Recuerdo la primera vez que superé los 100km. Salimos para hacer 80km pero Ivan Raña nos “engañó” y salieron 130km con ascensión al puerto de Abantos incluida. Aquel día aprendí una gran lección (aunque para verdadera historia la de la milla de Roger Bannister).
Me gustaría que de vez en cuando alguien me dijera que aun puedo hacer las series en la piscina más rápido, que no debo conformarme con un simple buen tiempo, alguien que conociéndome me retara a correr más deprisa, que me ayudara a creer que puedo hacerlo mejor. ¿A ti no te gustaría que tu entrenador, mirándote mientras entrenas, diciendo tu nombre, te dijese que aun puedes hacerlo más rápido?
El entrenador debería enseñar que además de más largo, también es un reto hacerlo más rápido. El entrenador debería conocer que no se trata de decir si no de hacer sentir, debería saber transmitir algo más que lo que cualquiera puede leer en los anuncios de zapatillas. Personalmente no creo que eso se pueda conseguir mandando un mail con una rutina de trabajo.
Dile a tu deportista lo que quiere escuchar y “no quiere” hacer. Cuando lo haga nunca te dejará de escuchar.