jueves, 29 de enero de 2015

El último tren.

El último tren lo puedes ver repleto de parejas que salen a cenar los domingos y no son capaces de cruzar una verdadera sonrisa en toda la velada. Ambos pensaron que era el último y por eso se subieron sin tan siquiera pensar si era el menos malo. Una vez en marcha, prefirieron no bajarse en ninguna de las estaciones destino a ninguna parte; quizá no estaban suficientemente incomodos para volver al punto de partida, prefirieron descarrilar acompañados que andar en solitario.

Los pasajeros del último tren piensan en los años que han pasado y no los que quedan por llegar. Al ultimo tren se montan los que hacen cuentas de lo que deberían tener a su edad y los que pierden el criterio por un extraño confort a los ojos de los demás. Al último tren puedes ver que se aferran aquellos que nada les aterra más que pasar sus días sin compañía, a los que desconocen aquello de “más vale solo que mal acompañado”

En el último tren viajan ciegos y muchos más que no quieren ver.; los que prefieren pasar por alto engaños, humillaciones y sin sabores. Son los pasajeros que normalizan la apatía, la falta de cariño y la infelicidad. En el último tren viajan los que ven con las gafas del conformismo, la resignación y de la desesperación, No llegan a divisar algo más allá del último tren pasar.


Tu que eres capaz de salirte del guión marcado, de decir no, de gustarte y respetarte, tu que disfrutas de tu propia compañía y eres más de sentir que de ser, nunca  creas que hay un último tren y si has caído en el error de montarte en el equivocado, no dudes en saltar aunque este en marcha; por mucho que miedo que tengas al dolor de las heridas, no puede ser más doloroso que una triste existencia para el resto de tus días.

miércoles, 21 de enero de 2015

Mujeres que dejan un sabor agridulce.

Las mujeres que dejan un sabor agridulce son las que nos rompen el corazón de una manera tan noble que poco les podemos reprochar.

Las mujeres que nos dejaron un sabor más dulce que amargo entraron despacio en nuestras vidas; no tenían prisa por que las cosas sucediesen, pero tampoco se quedaron mirándonos pasar. Realmente no hicieron nada especial para conquistarnos, fuimos nosotros los que perdimos el norte, ellas siempre tuvieron los pies en la tierra.
No te has quedado colgado de una de ellas porque te ha dado explosiones de euforia y “amor”, tampoco son de crear los grandes dramas y enfados irracionales que tanto “enganchan”; ellas te han conquistado porque con naturalidad te han mostrado algo excepcional.

Las mujeres con sabor agridulce mantienen su criterio y no dudan en decir no, pero también tienen suficiente confianza como para tomar la iniciativa en cualquier situación; Cuando estás con una siempre te sorprenderá con algo que te dejará pensando en ella. Me gusta esa mística tan seductora que solo ellas tienen, esa “magia” que  te mantiene intrigado desde que se despide hasta que vuelve a aparecer.

Sabes que has dado con una cuando sientes que ha marcado un punto de inflexión, cuando te das cuenta de que estas madurando. Ellas te mantienen calmado si vives una vida atormentada y energético si tu existencia en un profundo letargo. Posiblemente no las oigas hablar demasiado de si mismas; casi nunca te contaran sus problemas; ellas son más de compartir las cosas buenas de la vida. Recordarás como te hablaba del presente, que pocas veces lo hacia del pasado y que nunca te comentó nada sobre su futuro.



El sabor amargo llega cuando empiezas a pensar más de lo que actúas, cuando la inseguridad le gana el pulso a tu espontaneidad. El mal trago viene cuando empiezas a ser “patoso”, cuando no encuentras tu “flow” y no dejas de generar momentos de incomodidad. Poco después escucharas palabras como amistad, bonito, cambiar, gracias … y entonces sabrás que va a volver con él, con su antiguo amor, a su tormentosa relación.

Considerate afortunado si te has cruzado en el camino de una mujer de las que dejan un sabor agridulce, no te lamentes si ya no esta junto a ti; lo bonito es que un día apareció, dejo su huella y con con la misma sonrisa que llegó, también se marchó.

domingo, 4 de enero de 2015

Lo que “te encuentras” cuando eres triatleta

Primer post del año en "El 3er café" www.sportraining.com
Son ya 9 años entrenando y compitiendo triatlón. Para algunos, los que empezaron compitiendo con los bañadores “Turbo”, seré un novato, y para los nuevos un triatleta experimentado. Me siento afortunado de haber logrado algunas victorias y algo de dinero (muy poco) compitiendo. Lo que quizá no he valorado hasta ahora ha sido lo que me he encontrado por el camino. Después de hacer un repaso creo que lo más importante es con lo que “te encuentras” cuando eres triatleta.
Sin haber debutado te encuentras con personas que son tus nuevos amigos. Te unes a un club y sin darte cuenta tienes un nuevo círculo de amistades de todas las edades, aprendiendo lo que nunca habrías aprendido en otro lugar. Cuando te relacionas con triatletas te empiezas a mover en un clima saludable y de continuo crecimiento.
Siendo triatleta encuentras sin buscar. Te encuentras con tipos extraordinarios que te invitan a entrenar una semana en el paraíso, a tu futura novia montando en bicicleta o a un par de chicas ofreciéndote una entrevista de trabajo al terminar una competición. Se cruzan tantas personas extraordinarias en entrenamientos y carreras que no dejas de preguntarte… ¿te imaginas que nunca hubieses empezado con todo esto?
Sin buscarlo tampoco, te encuentras que tienes que dar soluciones a nuevos problemas. Organizar dinero, tiempo, logística, viajes, cuidar de tu salud…, casi sin quererlo te conviertes en un “experto” de todo ello. Desde que haces deporte de manera exagerada por “casualidad” tienes una mejor version de ti mismo, eres mejor en los estudios y en tu trabajo y hasta tienes mejor relación con los tuyos.
CTOA, mi equipo en España.
No solo es lo que te encuentras, sino lo que empiezas a sentir. Te sorprendes al estar hablando con la chica más guapa del triatlón, tú que has sido tímido. Te empiezas a sentir más valiente, más atrevido y a actuar con menos complejos. Te extraña encontrarte pedaleando bajo la lluvia sintiéndote tremendamente feliz. Desde que entreno triatlón la confianza en mí mismo ha crecido.
Cuando eres un chico de pueblo que se marcha a Madrid y empieza con esto del triatlón, lo que te encuentras a lo largo del tiempo es surrealista. Vas compitiendo por todo el país, entrenando y compitiendo con campeones del mundo. Te ves en alguna revista y te cuesta creer que la marca de bicis con la que aprendiste a montar te vaya a patrocinar. ¡Bendito día de otoño que me dio por entrar al Scarlatti!
Y cuando vas a buscar porque necesitas encontrar resulta que este deporte hace que todo sea menos complicado. Cuentas con más oportunidades por los contactos, experiencia y carácter que estas forjando, y si buscas más allá de la competición hasta te puedes encontrar una forma de ganarte la vida con todo ello.
Tri-alliance, mi equipo en Australia.
Amo este deporte, me gusta entrenarlo y competirlo. Me siento orgulloso de ser un triatleta cuando miro atrás y veo cómo este deporte me ha cambiado. No me quiero imaginar cómo lo ha hecho con esos tipos que llevan un par de décadas, a los que han cruzado metas de ironmanes o a los valientes paratriathletas.
En este mundo lleno de súper deportistas te encuentras a personas con historias tremendas que te hacen reflexionar y creer que cualquier reto es posible. Son las historias que te gustaría contar a los que están pasando por una mala época o a los que dicen que no pueden superar algo. Lo que te encuentras detrás del triatleta es su mejor competición.
Para mí, sin duda, no se trata de lo que ganas ni tampoco de lo que logras como triatleta, sino de lo que “te encuentras” en esta “locura” de nadar, montar en bici y correr.