miércoles, 23 de abril de 2014

199,99´

El tiempo es algo de los que algunos hacen negocio. En el mercado, los que venden saben gestionarlo, los que compran no saben valorarlo.


He llegado a una conclusión en los últimos días: Los suecos nos están engañando.
Desplazarte a IKEA, aparcar, visitar toda la exposición, el almacén, pagar y volver a casa. ¿Se puede hacer en menos de 4 horas? ¿Cuánto valen 4 horas de tu tiempo? A tu armario para los zapatos y tu mesilla de noche le tienes que añadir al menos 2 horas de montaje en casa, hora y media para los más aplicados y 3 para los menos hábiles.
6 horas y $150 para tener un par de muebles de baja calidad y ninguna exclusividad. Estos de Ikea me la han colado.

No dejo al país escandinavo, esta vez con H&M. Una semana después de su gran apertura en Australia pude ver colas de quizá un par de horas para entrar en la tienda una mañana de un martes cualquiera. Pongamos que gastas $150 en la tienda a las que hay que sumarle las 4 horas correspondientes, para llevarte a casa ropa de poca calidad. Para amortizar las inversión de 4 horas tienes que hacer una compra grande, ¿Te vas a ir con una simple camiseta después de toda la espera?  H&M les esta engañando! La ropa que vende no es tan barata como muestran las etiquetas, a no ser que el tiempo de los clientes que esperan para entrar en la tienda no valga ni un misero céntimo.

Así somos, aguantamos largas colas en una bonita mañana de otoño para comprar ropa que no necesitamos y que seguramente veamos a la mitad de nuestros amigos en sus fotos. Para terminar indicamos que he hemos estado en la tienda en nuestro Facebook y paseamos por toda la ciudad sus bolsas… Les damos nuestro dinero, les regalamos nuestro tiempo y les cedemos a cambio de nada nuestra capacidad de ser soporte publicitario.

Que poco valoramos lo que no podemos sacar de un cajero!

Le voy a dar otra vuelta de tuerca a esto del tiempo como dinero tomando como ejemplo este post.
Crearlo me ha costado 3 horas de entrenamiento en bici, una hora nadando y otra mientras hacia otras actividades, pero digamos que esas son gratis porque no era tiempo en exclusiva, ya que “solo” pensaba mientras ejecutaba otras tareas.
Frente al ordenador ha sido una hora escribiéndolo y otras dos horas de retoques, repasos, fotos… y cerca de 15 minutos para subirlo a la web a si que hacen un total de casi 195 minutos dedicados directa y exclusiva al post.
Si cada uno de vosotros invierte 5 minutos en leerlo, al menos 40 personas deben leer el post para que haya un balance entre la inversión de vuestro tiempo y el mío.


La conclusión es sencilla: Escribir el blog es tremendamente rentable si se mide en tiempo. Las estadísticas me muestran que solo en la primera hora ya entro en superavit. Desafortunadamente vuestra inversión de minutos no viene en forma de euros o de días con más horas, al menos no directamente, pero me alegra saber que para alguno de vosotros, nuestra inversión de 199,99 minutos en este articulo, puede aportáos dinero y ayudaos a ahorrar tiempo. Quizá podéis invertir ese tiempo y dinero en ganar más dinero en menos tiempo, aunque simplemente se puede empezar por valorar esa cuenta corriente en la que todos tenemos los mismos fondos: La del TIEMPO.

domingo, 6 de abril de 2014

Hasta Dios tuvo un plan de acción.

“... Y al séptimo día descanso” nos cuenta la biblia sobre el proceso de creación del mundo. Dios tenia un gran plan de acción: Comenzó con el día y la noche, la jornada siguiente el cielo y mar, luego las plantas… y lo completo el ultimo día con animales y humanos. Si hasta Dios tenía un plan de acción para crear la tierra, quizá tu necesites uno para conquistar el mundo, seguro que Dios disfruto en el proceso de creación, viendo como todo tomaba forma.

La creación de Adan de Miguel Angel
Los que conocéis sobre el coaching ya sabéis como funciona el famoso GROW, (Goal, reality, options and wh´s) Algo así como tener un objetivo, hacer una valoración objetiva de la realidad o punto de partida, analizar las diferentes opciones e inventar nuevas para terminar con los planes de acción, los cómo, dónde, cuándo, qué… vas a hacer para lograrlo, cumpliendo pequeños retos en breves periodos de tiempo.

Trabajar en desafíos sencillos para lograr un gran objetivo es fundamental. No solo se trata de alcanzarlo o fracasar, si no de disfrutar en el camino, ¿no creéis que en multitud de ocasiones la que a priori dibujamos como nuestra meta termina siendo algo diferente?

Un gran objetivo es una aliciente para despertarse bien temprano, aguantar cantidad de estupideces y privarse de hacer actividades atractivas. No es tarea fácil para los animales edónicos que somos; por ello no debemos olvidar dejar de reforzarnos con el placer de lograr a corto plazo, de pequeños éxitos que están en el camino del gran reto. Es fundamental sentirnos motivados y pequeñas dosis de logro mantiene en pie hasta al más pesimista completando viaje más complicado y le hace capaz de poner rumbo hacia cualquier destino.

Si estas en mitad de una ruptura y en un par de años quieres tener a otra persona y sentir más y mejor de lo que hasta hora has sentido; formando una familia, viviendo en una casa increíble… Visualízate día a día experimentado pequeñas dosis de felicidad como el momento de cruzar las primeras miradas, las horas antes de la primera cita, los segundos antes del primer beso y todo el maravillosos proceso que tu bien conoces. No se trata de tenerlo, si no de haberlo logrado y también gozado y ambas son formas verbales del pasado.

Pequeñas metas que cruzar cada mes, todas las semanas y para cada uno de los días, experimenta grandes satisfacciones cuando alcances pequeños logros. En pequeños desafíos no caben ni grandes ni demasiados problemas

Hazlo para sentir la gran explosión de felicidad el día señalado; hazlo de la manera que puedas sentir bienestar cada día cotidiano.

martes, 1 de abril de 2014

Me aburren esos triatletas...

Aquí tenéis lo último de "EPO for my mind" en Sport Training Magazine.
Me aburren esos triatletas que siempre tienen buenas carreras, los que terminan en la misma posición en cada una de sus competiciones, los que no dibujan muecas de sufrimiento, esos que van cómodos en el grupo de bici, los que no se enganchan a nadie en carrera a pie, esos que saludan, los que se acuerdan del circuito en el que han competido… ¡Me aburren esos triatletas que nunca revientan!
Fotografía por Diego Santamaría.
Recuerdo que fue en Ferrol, en mi segundo campeonato de España. En carrera a pie lo adelanté, luego me adelantó y finalmente le adelanté de nuevo con mi ritmo de 3:50, ¡sin duda el chico había pegado la petada de su vida! Todos sabéis que todo buen triatleta pasa por muchos ciclos y compite muchas temporadas. Años después ese mismo joven que vivió su particular calvario en Ferrol ha sido subcampeón y finalmente campeón de España.
Tras cruzar la linea de meta en un triatlón
Los hay que les preguntas y siempre te dicen que ¡bien!, que normalmente terminan contentos, frescos, hablando sonriendo… A íi esos triatletas no me gustan. Me gustan esos que se sabe que van a que van a terminar entre los 5 primeros y no tienen el día, se hunden y terminan; y repito, terminan el 50 y tantos. A mí me gustan esos que cogen la rueda, pasan relevos y solo dejan el grupo si revientan, esos que empiezan corriendo a un ritmo de escándalo y ni piensan en si van a aguantarlo, y es que muchas veces lo hacen y ganan carreras. Son triatletas con mentes privilegiadas capaces de anular la sensación de sufrimiento que envían las piernas, esos que tan solo se detienen cuando son sus músculos los que dejan de funcionar y no por la señal de alerta que manda el cerebro.
La gloria en el triatlón no es para conservadores, ellos no van a variar mucho en sus resultados a lo largo de los años; no van a irse a casa decepcionados ni tampoco efusivos por haberse superado. Nunca llegan a ponerlo todo por miedo a pasarse y no aguantar, ellos no van a experimentar algo diferente a la sensación de terminar un triatlón, no sentirán más allá de la satisfacción del trabajo bien hecho y eso, para los que un solo deporte no es suficiente, sabe a poco.
A mí me gustan los triatletas que entrenan y compiten con rabia, euforia… esos a los que se les sale el corazón cuando están esperando el bocinazo de salida, me gustan esos locos a los que se les ponen los pelos de punta cuando cierran los ojos y se visualizan dentro de la carrera, esos triatletas que utilizan sus emociones como alas en las competiciones.