viernes, 21 de marzo de 2014

Los que nos van a pagar las pensiones.

En más de una ocasión tuve que escuchar aquello de “Pues si estos son los que nos van a pagar las pensiones…”

Señores y señoras que dudan de las aptitudes y critican las actitudes de sus jóvenes ¿Creen que pueden estar orgullosos del legado que los suyos nos están dejando? ¿Qué se imaginan que piensan los que hoy estudian en colegios e institutos de generación responsable situación que van a heredar?

Pues serán esos adolescentes que no han memorizado los nombres de todos los ríos, esos que hacen botellón, los que viajan por el mundo con una mochila y hablan varios idiomas, jóvenes que trabajan por una remuneración indigna; serán esos que están todo el día con el móvil, los de los tatuajes, esos que tienen inquietudes diferentes a casa coche y tele grande, aquellos que están preocupados por esa tasa de desempleo juvenil que están sufriendo los que van a cubrir sus pensiones y pagar las deudas que ustedes han creado; serán los que den crédito a una sociedad que vuestra generación ha devaluado a base de corrupción, engaños y malas artes. Son los que ustedes creen incompetentes, cansados tan poca eficiencia, remonten la delicada situación. Realmente lo tienen fácil, ¿acaso lo pueden hacer peor que aquellos que han creado esta triste realidad? 

¿Cómo lo van a hacer? Trabajando duro y eficientemente, de forma más honesta y con ideas novedosas y universales. Ya no hace falta marcharse para saber lo que ocurre fuera y lo que no esta sucediendo dentro y estamos abrumados de las acciones que habéis tratado de normalizar, de esa forma de hacer las cosas, de esa “picaresca” tan vieja y casposa que de nada sirve al otro lado de los pirineos. Estamos cansados del criticar sin aportar, de esa incompetencia camuflada en la expresión “No se puede” Los brotes verdes han llegado y no en forma de Euros si no como jóvenes capaces de pagar vuestras pensiones y también de cambiar la historia que vosotros habéis estado escribiendo con números rojos.


Leí  una vez que si no traes soluciones eres parte del problema. Ya que ustedes no dejan de darnos problemas, déjenos al menos empezar a traer las soluciones.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Haz que suceda.

Sube a la planta 43 del Upper West side, sal a la terraza, contempla la ciudad de Melbourne, saca tu portátil y las palabras brotaran de tus dedos, simplemente haz que suceda…

Porque no pasa, ni tampoco va a pasar si dudas un instante. Porque vivir situaciones surrealistas se puede convertir en cotidiano. Lo extraordinario le ocurre a gente corriente y la gente extraordinaria es la que vive fuera de lo corriente.

Haz que suceda; déjate asesorar por la locura, ríete de lo común y de lo que has aprendido; confunde al destino, reta a lógica, engaña a tu futuro.

Haz que te ocurra a ti y ya que lo vas a hacer ¿por qué no de una forma particular? ¿Acaso las personas más interesantes no las conociste de la forma más espontanea? ¿No empiezan las mejores aventuras de manera absurda? ¿con una borrachera? ¿por una apuesta? ¿Por la combinación de ambas? Hay muchas personas esperando que les salpique un poco de todo eso que te ha sucedido; muchas almas necesitadas de la extraña aparición de tu espíritu.

Haz que suceda, que venga y que no deje de venir, permanece activamente tranquilo; mantente alerta de forma descuidada, actúa con seriedad al mismo tiempo que de forma desenfadada. Las cosas les pasan a las personas como tú y como yo, a esos seres poco transcendentales que no pensamos en el fracaso si no en lo desafiante que es buscar una solución. Nosotros somos los que miramos con melancolía y humor nuestros antiguos errores y desengaños ¿Qué seríamos sin ellos? Tú y yo sabemos que no se termina el mundo si no sale bien, si perdemos el dinero, si me rompes el corazón o si un día tenemos que separarnos, nosotros sabemos que nunca saldrá del todo bien, que volveremos a romper de una forma mucho más dramática a la que jamas imaginamos, que quedarnos sin dinero solo será un descanso de tanta riqueza, , que yo te haré llorar como tu se lo estas haciendo a otro y que sin duda nos encontraremos con caras diferentes, en lugares insólitos e incluso hablando otras lenguas, porque nosotros hacemos que suceda, porque no tenemos miedo, porque si algo nos aterra es ser uno más de esa multitud de espectadores que contemplan nuestros errores.

Y te das cuenta que te ha sucedido cuando estas sentado mirándolo pasar, sonriendo como un bobo, imaginando la cara que pondría ese niño que fuiste si viese lo que estas viviendo. Realmente no es tan extraordinario, no es eso con lo que todo el mundo sueña ni tampoco me hará sentir lo que nos han vendido como felicidad, pero si es la bonita sensación al verte sorprendido por ti mismo y que desemboca en una  explosión de confort.


Haz que suceda y después de que ocurra ve a por lo que no hubiese sucedido jamás y así hasta que deje de sorprenderte lo que estas viviendo. Hay algo esperándote pero no buscándote; quizá sea un libro que te cambie la vida, un trabajo que te haga descubrir tu vocación o la persona que te aleje de lo que sabes que un día se convertirá en miseria. Y sabrás que ha sucedido, pasado, ocurrido…  cuando tengas la sensación de que todavía no has llegado; de que lo mejor esta por venir…

martes, 4 de marzo de 2014

Normalizar la vida de triatleta.

Nueva publicación en mi columna "EPO for my mind" en Sport Training.
Gracias a Diego Santamaría por la fotografía. www.santafotografia.com
Los triatletas no somos súper personas. Los que lo hacemos, bien sabemos que esto del triatlón no es para tanto. La clave reside en tener unos hábitos, en normalizar lo que casi nadie está dispuesto a hacer cotidiano.
¿Cuántas de tus rutinas como triatleta y fuera del triatlón llevas a cabo ahora y que parecían imposibles cuando hace unos años (unos más que otros) empezabas a competir en este atractivo, duro, fascinante y adictivo deporte?
Entrenar 1, 2 3 ó más horas diarias, despertarse bien temprano para entrenar: ¿A las 8h? ¿A las 7h? ¿Alguno se despierta a las 6 de la mañana? Cuidar la alimentación minuciosamente… Los triatletas también podemos adoptar costumbres como gastarnos un buen dinero en cualquier cosa que se pueda montar y sea de carbono… Se convierte en algo normal la necesidad de comprar todo tope de gama y cambiarlo cada 1 ó 2 temporadas.
¿Os suenan alguno de éstos hábitos?
Cuando compites en triatlón también normalizas que una competición  sea a las 7 de la mañana; que se haga con 15 grados o con 40. Deja de ser extraño pagar con mucha antelación un dineral por una carrera que se va a disputar dentro 52 semanas y que además comprendas que se agote un minuto después de salir a la venta.
Sí, se trata de coger el hábito de tener las piernas siempre cansadas, de girarte cuando ves cualquier bici llamativa, de tener que contarle a todo el mundo qué es eso del triatlón, mirar la previsión meteorológica de forma compulsiva, llevar los bártulos para hacer deporte a cualquier sitio y… cómo no… hacer transiciones trabajo-entreno, entreno-resto de vida…
Mejorar en triatlón es entrar en nuevas costumbres, como por ejemplo correr de forma habitual a 4 minutos el km, luego a 3’45’’ y así hasta que tu cabeza decida que ya es suficiente. ¿A cuánto has normalizado hacer las series de 200 nadando? ¿Y te conformas? Me gustaría saber que considera Javi Gómez Noya normal.
Quizá alguno sin darse cuenta ha normalizado pasar menos horas con la familia, no progresar en el trabajo, gastarse casi todo el dinero en deporte. Quizá alguno ha adquirido el hábito de no hablar de otra cosa que no sea triatlón…

¿Y por qué no romper con los pensamientos habituales? ¿Por qué no hacernos creer que podemos correr de forma habitual el 10000 en menos de 40 minutos? ¿Por qué no dudar de esa creencia que tienes  de que con tu edad ya no vas a progresar? ¿Realmente de dónde has sacado que ya no das más de sí nadando?, ¿Cuántas veces has probado a correr por debajo de 3’30’’/km para pensar que hacerlo durante más de un kilómetro te va a reventar?
Puede dejar de ser normal eso de no entrenar antes de ir a trabajar, que no haya carriles bici o que los conductores piten a cualquier ciclista; de hecho en muchos lugares del mundo es lo anormal.
Yo he cogido el hábito de despertarme todos los días a las 6h para entrenar, a que me parezca normal, algunos a las 5h30h si hay un buen grupo en bici. Le he cogido el gustillo a eso de hacer barbaridades entrenando y terminar exhausto pero contento. No me parece extraño pagar $100 por competir en un simple triatlón, pero… hay hábitos que no pienso adoptar de este micro mundo llamado triatlón.