miércoles, 27 de junio de 2012

Alternativa


Como hubiese agradecido una alternativa cuando mis padres se negaron a aquello, cuando esa chica se cerro en banda con su plan, cuando ese profesor ni me contesto al mail o cuando un amigo me dijo que sí a un plan que no le apetecía para nada.

Es más económico en términos racionales decir que no sin aportar nada más que la negativa, que hacerlo con otra opción diferente. “Cargar” o frenar con una idea es relativamente fácil, lo difícil es conducirla hacia otra dirección mejor, en definitiva es más difícil proponer un alternativa que decir simplemente no lo hagas.

La prueba de ello la viví hace un par de semanas cuando estaba con un padre y su hijo de apenas 3 años. El pequeño jugaba a un juego un tanto peligroso y podía lastimarse. El padre trató de persuadir al niño de que no siguiese con ese juego, finalmente se canso de decirle que abandonase la actividad por el caso omiso del niño. Optó porque sufriese el percance y aprendiese a través del dolor.
Cuando llegó otra persona me aventuré a hablar con el pequeño. En primer lugar le indiqué que ese juego era peligroso y a pesar de que el era un chico muy fuerte podría hacerse año. Le conté que cuando yo era pequeño como él, me lastime jugando al mismo juego. Seguidamente le propuse que jugásemos a buscar un juego alternativo menos peligroso.
El resultado: El niño fue capaz de pasarse un buen rato entretenido con el nuevo juego y sin “molestar” a su padre. Inventando una nueva alternativa conseguimos el objetivo que de otra manera no habíamos logrado.

Ofrecer una alternativa es relativamente fácil de llevar a cabo. Para ofrecerla debemos ser proactivos. Con una actitud pasiva o reactiva nunca vamos a inventar una alternativa: No haremos nada u optaremos por negar o castigar.
Cuando tus amigos, familiares, pareja hagan algo que no te gusta o propongan algo que no es de tu agrado, pon sobre la mesa tu alternativa. No te vayas por el camino fácil que es decir si o no. Veras como cambia la energía, llegáis a planes y soluciones mucho más avanzados, elaborados y con mayores beneficios para todas las partes.
Parece algo sencillo, que habitualmente hacemos, pero ¿lo llevamos a cabo siempre?

Uno de mis puntos de mejora es buscar siempre una alternativa; sobre todo en mi dialogo interior…

martes, 12 de junio de 2012

Quejas


Acontece que si un hombre habla de sus desgracias, algo en ellas no le es desagradable…”
Samuel Johnson.

Tomás Roncero.
¿Te resulta atractiva una persona que se queja, se queja y se vuelve a quejar?
Ponte frente  espejo y empieza a quejarte de cualquier cosa; ¿te gusta la cara que se te pone? ¿Eres más atractiv@? ¿Pondrías esa imagen como principal en tus redes sociales? Y la mejor… ¿Atraes al éxito con ese rostro?

Generalmente no nos gusta escuchar las quejas de las humanidad, ni tan siquiera la de los seres cercanos… ¿qué te hace pensar que a la sociedad, al portero del edificio o a la peluquera le gusta escuchar las tuyas?, ¿Qué quieres transmitir con ello? ¿Qué ganas con la maldita queja?

Las quejas suelen ser satisfactorias para uno mismo pero muy poco productivas, es una gran estrategia que seguimos, incluso inconscientemente, para evadir nuestra responsabilidad en el problema real y así evitar tener que salir de la zona de confort y exponernos a que nos digan que no, o a que nos digan que sí y tener que empezar a actuar.

Solución: Pide o solicita en lugar de quejarte.

Ante la petición nos pueden aceptar, rechazar o hacer una contraoferta que deriva en una negociación. Cuando te quejes piensa qué es lo que realmente quieres y busca mecanismos alternativos para llegar a ello.

¿Qué hacer con alguien que no para de arroyarnos con sus quejas?
Devuélvele todo lo que esta diciendo de una forma neutra e invítale a que te diga las cosas buenas que le han pasado y le están sucediendo. Tristemente nos focalizamos más en hacer cómplices a los demás de lo malo de nuestra existencia en vez de tratar de contagiar alegría y optimismo con nuestros logros.
Cuidado con adoptar el rol de victima… y cuidado también con aceptárselo a otra persona…

Si no eres parte del problema, tampoco lo eres de la solución o como vi en una un cartel de la portería donde fui a recoger mi orla universitaria: “Si no vienes con soluciones, eres el problema”

Perdonar por abusar de la palabra queja/quejase; ninguno de los “sinónimos” (Lamentarse, gemir, suspirar, sollozar, gimotear clamar protestar, reclamar, gruñir), los he encontrado preciso. Me parece curioso los antónimos que he encontrado: Reírse y contentarse

Aquí dejo un cuento que Fredy Kofman cuenta en una de sus conferencias; aconsejo que también veáis la conferencia, es realmente buena y te hace recapacitar.

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jueves, 7 de junio de 2012

Ira y rabia


¿Es lo mismo la rabia que la ira? ¿Es bueno tener rabia o tener ira?

Adivina cuál de las dos nos abre puestas a diferentes oportunidades y cuál de ellas nos la cierra. Y piensa también cuál de ellas hace más vulnerable a nuestra salud.

Sentir rabia es adaptativo, mientras que el sentimiento de ira es desadaptativo.

En primer lugar debemos saber que sentir rabia nos ayuda a comprender y a construir, mientras que la ira ciega y destruye.
La ira que todos hemos sentido alguna vez suele paliarse desquitándose con alguien o algo. Fisiológicamente la respiración se agita y el corazón aumenta su ritmo; sentimos más tensión en todos los músculos. Podemos ser peligrosos e inconscientemente podemos pagarlo con quines amamos. Una buena opción en éste caso es el deporte individual y aun mejor un saco de boxeo en el que dejar toda la ira. Seguramente, después de sacudirle empiezas a razonar y entres en la fase de rabia.

Tenemos emociones que nos activan cuando sufrimos activa o pasivamente una injusticia, y estas emociones nos llevan a revelarnos y que se produzca una corrección: la emoción de la que hablo es la rabia, que no busca hacer daño si no reparar. A través de la rabia mostramos cómo de importante es un hecho para nosotros y hasta qué punto estamos dispuestos a defenderlo. Si hablamos de ira no hay lugar para el razonamiento, nuevas alternativas o diferentes formas de reparar el daño: solo cabe la agresión y además daña severamente al cuerpo. Muchos brotes de ira son la causa de infartos de miocardio y cerebrales. Uno tiene rabia; la ira lo tiene a uno.

¿Qué mostramos con la ira? Si alguien percibe nuestra ira se siente agredida simplemente observándonos, lo que desencadena una posición de defensa y ataque; nuestra ira llama al contraataque de la otra persona.

Ante las injusticias, debemos saber que podemos elegir, y esto es rabia. Recuerda que la ira no nos muestra opciones: no permitas que la rabia se convierta en ira y ésta en violencia. Gestiona la emoción que te suscita cualquier injusticia: ésa es la clave para obtener la mejor compensación. Párate a pensar si lo que sientes es ira o rabia, y si consigues hacerte esta pregunta seguramente estés más cerca de la rabia que de la ira.

Por último vincula el sentir a los hechos, no a las personas. Siente rabia por lo que te han hecho, no por la persona que lo ha hecho; es fácil que la acción que te ha molestado ha sido por ignorancia, no por maldad, sobre todo si se trata de un ser querido.
Razonar lleva a diferentes oportunidades; imponer cierra todas las puertas.

¿Sois capaces de identificar cuado habéis sentido ira y cuando rabia?

Este articulo lo he escrito basándome en la obra del Dr. Mario Alonso Puig “Vivir es un asunto urgente” (capítulo 13). Mario Alonso Puig es un referente en mí carrera profesional. Os animo a que descubráis sus obras o asistáis a alguna de sus conferencias.

Mario Alonso Puig