¿Cómo de posible es tomar decisiones o poner en marcha el
cambio si tenemos mil y un lastres?
¿Cuáles son esos lastres? Son las circunstancias que te
impiden actuar de la manera que tus
sentimientos desean, cualquier excusa que te sirva para silenciar esa voz
valiente que te invita a buscar un futuro, quien sabe si mejor, o cualquiera
que te impida dar ese gran paso que sabes que va a cambiar tu situación en el
mundo.
Hipotecas, créditos, familia, relaciones, trabajos y en definitiva
el miedo a perder todo aquello que creemos que poseemos nos impide dar pasos
adelante y normalizar los pasos atrás...
Dejen salir y que no pase más de lo mismo para que pueda
entrar lo nuevo... Dejen salir relaciones tormentosas, fantasmas del pasado,
complejos y malas experiencias. Que no pasen más trabajos que te llevan a la
mediocridad, dejen salir gastos que te hacen esclavo de esos trabajos... No más
obligaciones que hacen crecer raíces en la tierra donde no quieres dar frutos;
no más malos hábitos que se conviertan en murallas para entrar en el castillo
de la dulce incertidumbre, de la ilusión de un futuro mejor.
¿Cuántas veces hemos dicho “si no tuviese esto o lo otro me
atrevería a...”?
¿Quieres hacer cada vez más pequeña tu zona cómoda? Es fácil,
simplemente apégate a lo que en cualquier futuro se convierte en circunstancias
para no poder actuar; estoy hablando del comodín de las circunstancias para
dejar de perseguir sueños. Los actos del presente se convierten en
circunstancias del futuro.
Pensar que la época de más crecimiento en la que mayor
número de inquietudes afloran es en la que menos tenemos que perder: cuando no
tenemos familia, hipotecas y facturas que pagar, cuando nos da igual esto o
aquello... ¿De qué etapa de la vida estoy hablando? Cuando se entra en el
umbral de los 40 es cuando se empieza a ser esclavo de la circunstancia, a
estar en huelga con una nueva experiencia a y también a coleccionar bienes y
gastos.
¿Quieres crecer para conseguir circunstancias para no poder
seguir creciendo?
Porque lo más extraordinario de la vida es que nosotros somos nuestros dueños... dueños de lo qué queremos, cómo lo queremos, cuándo lo queremos y a veces, con quién lo queremos...
ResponderEliminarCreo en los lastres como escusas para que tus objetivos no los lleves adelante. El miedo, el mayor de los lastres, únicamente es superado por el convencimiento de que merezco algo mejor.
Yo, me lo merezco!
Hilario, felicidades por el artículo en particular y el blog en general!
Y porque VIVIR es estar en continuo crecimiento...si nos limitamos por circunstancias (pasadas y presentes)...si dejamos de soñar...dejamos de VIVIR (en mayúsculas)!!!
ResponderEliminarGracias por recordarnoslo!!!