Aun no existía el coaching como tal cuando el gran
John Naber (Evanston, Illinois, 1956) decidió poner en marcha su propio proceso,
¿para qué? Para lograr la gloria, para llegar donde nadie había llegado en
definitiva, para ser una leyenda.
El joven Naber, un estudiante universitario vio
desde su televisor como Mark Spitz se colgaba cada una de sus 7 medallas de oro
en los juegos olímpicos de Munich del año 1972. Fascinado por la hazaña de su
compatriota, este prometedor nadador decidió que en los próximos juegos
olímpicos sería él quien subiese a lo más alto del podium en los 200 metros espalda.
Montreal le esperaba para darle su corona de laureles.
¿Por qué no iba a conseguirlo? Había sido campeón de
Estados Unidos en categoría juvenil y sabía que era bueno... ¿Cuanto de bueno
debería ser? 5 segundos era la diferencia entre su mejor marca y la necesaria
para lograr el Record del Mundo. Mejorar ese tiempo, con esa edad y en esa
distancia era realmente todo un reto. ¿Algo imposible? John decidió que no, que
seria su desafío.
La meta estaba escrita y sabia cual era su punto de
salida ¿como hacer el camino? El planteamiento fue sencillo: calculo las horas
que podría nadar en los siguientes 4 años y lo puso en el denominador; en el
numerador esos eternos 5 segundos y así es como obtuvo esa fracción de
segundo... La quinta parte de un pestañeo más veloz en los 200 metros cada hora de
entrenamiento. ¿Era posible hacerlo? Desde luego no sin trabajo, no sin
motivación y empeño, no sin inteligencia y optimismo y desde luego no sin dejar
de creer en ello.
Lo siguiente que tenía que hacer aun era más fácil
para él.... tirarse al agua a nadar, es decir: ponerse en marcha.
No se si mejoró ese instante cada hora, cada día, cada
año de entrenamiento pero si es cierto que a este joven espaldista le valió
este calculo para ir como capitán del equipo de natación USA en los juegos del
76.
Los datos objetivos son que John Naber ganó y además
lo hizo con record mundial y siendo el primer hombre en rebajar los dos minutos
en los 200 metros
espalda y como propina se llevo el oro en los 100 con otro record del mundo
incluido. Ganó otros dos oros en los relevos, con sus correspondientes records
del mundo. Sin duda fue el rey del agua y una de las sensaciones de aquellos
juegos y ganador de otros tantos premios.
Definió la meta final, la dividió en pequeñas metas,
vio donde estaba y que podía hacer para lograrlo, Empezó a hacerlo y... ¡LO
HIZO!
Seguramente no entra entre vuestros objetivos ganar
un oro olímpico, ni tampoco sois campeones de España junior pero... ¿Realmente
no puedes conseguir tu Propio reto? Yo creo que si que puedes lograrlo; ¿tú lo
crees?
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