jueves, 4 de diciembre de 2014

Mi cita de Tinder

Cuando vas a un restaurante de comida rápida no esperes que una persona atenta te siente en una bonita mesa, te recomiende lo mejor del menú, te sirva una suculenta comida y después te retire los platos. Cuando tienes una cita en Tinder no esperes que te den explicaciones, ni antes ni durante ni después; si Tinder fuera un restaurante seria uno de comida rápida.
Es sencillo lograr una cita en Tinder o Badoo y aun más sencillo no volver a tenerla: Sin explicaciones, sin dramas… se puede desaparecer sin más. Lo atractivo de Tinder no es solo tener una cita o varias citas  de manera fácil es poder cancelarla, interrumpirla o no no volver a tenerla de forma aun más sencilla y sin sentir culpabilidad. Un juego en el que todos parecen conocer las reglas.

Todo parece bastante divertido, pero se complica cuando aparecen las expectativas, unas reglas no escritas y que cada uno interpreta según sus necesidades.

La primera cita fue un éxito y la segunda extraordinaria. Después de la tercera empezaste a mirar el móvil de forma compulsiva y la cuarta es la que nunca llegó. Ese chico encantador no volvió a escribirte; esa chica radiante no ha vuelto a dar señales de vida: Han desaparecido sin ninguna explicación. Empezó respondiendo con monosílabos, evasivas y ha terminado por no contestar.
Has comenzado a preguntarte  ¿Por qué?, ¿Qué ha sucedido?, ¿Qué he hecho mal? ¿Seré capaz de tener una relación con alguien? Las expectativas te la han jugado…¿Que buscabas en tu cita de Tinder? ¿Que esperaba tu cita de ti? Buscabais algo fácil y ha si ha sido, fácil de hacer y también de deshacer.


En este juego no hay necesidad de tener que decir no y mucho menos de enfrentarse a la incomodidad de dar una explicación. El reverso de una cita fácil es poder abandonarla sin más, por muy “bueno” que haya sido, no dejes que las expectativas te jueguen una mala pasada.

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