sábado, 30 de agosto de 2014

¿No es cada vez más difícil ser diferente?

Me he venido al Warehouse, un local clásico en Melbourne, con ganas de escribir pero sin una idea de sobre que hacerlo. Viendo el ambiente tan variado que hay en el lugar estoy pensando… ¿No es cada vez más difícil ser diferente?



Puedo ver a un grupo de Italianos bebiendo cerveza y haciendo mucho ruido, me huele que están en sus working Holidays visa. Al otro lado puedo ver a u par de jóvenes estudiantes locales con un estilo claramente diferenciado. Justo a mi lado hay una pareja asiática con un look no menos particular que el de las 2 jóvenes.


¿No es cierto que cada vez cuesta más diferenciarnos?

Quizá Alexandro a tenido que hacer un paréntesis en su vida milanesa, venirse a Melbourne y comprarse el móvil de Google para sentirse un poco diferente de sus amigos que viven en Milan y tienen el Iphone 4. Quizá cada una de las jóvenes estudiantes tiene que invertir 30 minutos cada mañana en maquillarse y romper estratégicamente sus medias para llegar a esa vuelta de tuerca que le da un toque más radical a su look y que diferencia aun más su identidad. No creo que al joven asiático le haya sido fácil encontrar esas gafas tan particulares que lleva ya que son realmente diferentes de las comunes que se venden en cualquier óptica. Y eso simplemente lo que se puede apreciar con un vistazo, la punta del iceberg.

Hace unos años, irse de erasmus a Valencia hubiese sido suficiente para que los amigos de Alexandro lo hubiesen considerado un viajero, todo un aventurero, en definitiva ser un tipo diferente. 20 años atrás cualquiera hubiese considerado alternativa a una chica con un piercing en la nariz y un pequeño tatuaje en el brazo. El  joven asiático de apariencia hippy que esta con su novia le hubiese bastado con un simple poncho y poco más para que el mundo lo hubiese distinguido como un hippy.

Cada vez las identidades son mas precisas, considerarse como “algo” cada vez resulta más complicado y requiere más esfuerzo.

Maldita sea, mientras escribo todo esto en un local alternativo en la otra parte del mundo, a mi espalda oigo a una chica hablar ingles con acento gaditano, veo a 3 personas escribiendo en sus portátiles, un par de Nexus 5, un tipo con la camiseta de finisher del Ironman de Melbourne y una chica que esta leyendo a Edward de Bono DeBono. Sin duda cada vez resulta más difícil sentirse un poco menos cotidiano!

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