Todo funcionaba hasta que aparecieron las expectativas; no se si fueron las que alguien tenia en mí o las mias propias; todo se derrumbo cuando esperé demasiado de mi mismo.
Todo marchaba bien, No sabía que era eso de tener potencial, el éxito era un concepto extraño y lejano, aun no entendía que fuese posible competir conmigo mismo. Todo rodaba cuando mis sueños no tenían lugar ni fecha; cuando creía que los logros suponían bienestar.
Pero las malditas expectativas aparecieron y comencé a ir más rápido, más lejos… pero lamentablemente sin ningún rumbo. En mis brazos empezó a acumularse más peso, también más lastre a mis espaldas. Contaba con demasiados frentes y mis recursos no habían aumentado; la ansiedad se apoderó de mí.
Empece a volverme loco, a creer que no hacía nada bien, a buscar llaves para puertas que no existían. Quería conquistar el mundo y no era capaz de conquistarme a mi mismo ni por 5 minutos. Hacía, deshacía y volvía ha hacer, había perdido el criterio, el equilibrio, la serenidad; vivía obsesionado con la absurda necesidad de lograr.
Necesite sentirme realmente triste para empezar a darme cuenta de que quizá estamos siendo adoctrinados simplemente para evitar la tristeza.Tengo la sensación de que ya no se trata de conseguir, de tener, de saber… mi sensación es que en esta sociedad en la que vivimos se trata de actuar para dejar de sentir, se espera de nosotros que seamos insaciables, nos estamos enseñando a evitar la tristeza creando situaciones absurdas de más tristeza.
Nos están programando para que lo queramos todo y nos hacen sentir que no hemos conseguido nada; esa es la esencia del juego. Tu cuerpo nunca va a ser suficientemente bueno, nunca tu formación es suficiente, necesitas la última versión de cualquier cosa, debes seguir cualquier moda! Debes hablar más idiomas, correr más rápido tus maratones, ser mejor amigo, novio, padre, hijo… Nos han colocado un estatus y nos están haciendo sentir como perdedores si no lo mantenemos. Debemos cambiar nuestro coche por uno más caro, logramos un trabajo mejor remunerado. Nos están marginando si no comemos más sano, si no viajamos, si no pertenecemos a un grupo, si no tenemos la última tecnología en nuestras actividades de ocio; nos están obligando a mantener un ridículo estatus; Nos presionan para cumplir sueños genéricos; si no cumples con unas expectativas, eres un fracasado!
Nos han colocado en la maratón de las expectativas, una carrera en el que creemos que corremos detrás de la felicidad, pero realmente lo hacemos delante de la tristeza, una competición en le que nadie gana porque cuanto más corremos, más inalcanzable es la meta y es que siempre nos la alejaran. Nos volvemos locos por evitar la infelicidad de no tener, de no ser, de no saber…Absurdamente nos hemos creado estúpidas expectativas pensando que alcanzándolas lograríamos algo que algunos han llamado éxito. Nadie nos ha enseñado a evitar la decepción de no alcanzar los sueños que otros han creado, nadie nos ha enseñado a no sufrir por ello.
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