jueves, 6 de febrero de 2014

El triatlón de larga distancia: Una nueva religión.

Aquí tenéis la primera columna de opinión publicada en Sport Training.

El pasado sábado Salí a entrenar en bici por la Beach Rd de Melbourne. La carretera estaba llena de triatletas. Cuerpazos de todas edades, bicis de contrareloj, piques, transiciones… pero cuando llegué a casa vi esta foto en Facebook y entonces me di cuenta de que ésto ya es más que un simple deporte.


Creo que el triatlón de larga distáncia tiene el potencial de ser una nueva religión. Pensar cómo funcionan las religiones y cómo lo hace el triatlón de larga distancia, sobre todo la franquicia líder.
Dame tu tiempo, dame tu dinero, piensa solo en mí. Venera nuestro icono, eres parte del movimiento, siéntete parte de un grupo, ven a nuestras congregaciones, con nosotros tienes una identidad. A cambio nosotros te damos unos segundos de gloria; cuando llegues a la meta vamos a gritar tu nombre y diremos… Hilario Real; You are an Ironman! Podrás contarlo en el trabajo y colgar fotos espectaculares en Factbook, mucha gente se quedará boquiabierta con lo que tú has hecho.
Las religiones tienen sus símbolos, como por ejemplo un crucifijo y el triatlón de larga distancia tienen el suyo, Una I y una M en la misma figura. Muchas personas llevan crucifijos de la misma manera que otras tantas llevan el IM tatuado o en su ropa y complementos. Los domingos ellos van a misa, otros montamos en bici. Las religiones te marcan unas pautas de vida y el triatlón también ya que obliga a adoptar unos hábitos y abandonar otros. Ambos tienen sus leyendas, Dave Scott, Mark Allen, Craig Alexander,Christie Wellington etc… son algunos de los Iconos de la nueva religión.
Los organizadores saben bien como hacerlo: Para unos creado los grupos de edad y una mega competición a la que clasificarse, donde sin ser grandes campeones pueden ser simplemente campeones. También tratan de héroes a casi todos ya que el objetivo para la gran masa es terminar; gran parte logra el éxito.
Casi todo vale por revivir ese momento de gloria: Cruzar la meta, los reconocimiento, aplausos, fotos, y un señor gritando tu nombre; tú eres un Ironman!
Quizá parezca algo exagerado, pero un triatleta de larga distancia esta gran parte de su tiempo de ocio entrenando y además deja de hacer otras actividades por estar cansado o descansando, se vuelve un tanto egoísta con su tiempo. En cuanto al dinero todos sabemos lo que vale todo el material, los servicios y una inscripción: $900 cuesta el Ironman de Melbourne. Para muchos triatletas muchas de sus inquietudes pasan por mejorar sus marcas, leen sobre triatlón, meditan sobre que material es el más adecuado,  incorporar nuevos entrenos, retos… El Triatlón eclipsa al resto de necesidades cotidianas. Uno empieza a relacionarse más con triatletas; largas horas entrenando, empatía, muchos temas de los que hablar unen mucho.
Alguien que es un triatleta de larga distancia tiene una identidad bien diferenciada. Todos sabemos que el “finisher” suele llevar algo para indicar que el es parte del grupo de personas que ha concluido una competición durísima. A veces un icono, a veces una camiseta que pone “finisher” y las distancias que se recorren en la prueba, el ya clásico 3.8 180 42.
Muchas personas empiezan a entrenar como un reto de superación que hará sus vidas más completas; aunque también los hay que lo hacen para escapar de ellas. Pocos retos hay tan grandes para una persona que se siente vacía como completar un Ironamn. Es de admirar hacerlo, pero al mismo tiempo da miedo que tanta felicidad lo produzca una sola actividad. Puede que entonces y sin darte cuenta tu vida gira en torno al triatlón; puede llegar a ser un arma de doble filo
Extraordinarias son esas personas que pasaron de tener unas vidas tristes a demostrar su mejor versión en todos los campos gracias a que un día consiguieron terminar una de las pruebas. Admiro a esas personas que tenían vidas deprimidas, aburridas, sin grandes expectativas y que lo pensaron, lo hicieron y ahora han trasladado la pasión con la que empezaron a entrenar y competir al resto de aspectos de su vida; Chapeau por esos Finisher.
He de reconocer que yo soy un adicto al triatlón más corto y no me desengancho de la competición. Pero lo que estoy viendo aquí en Melbourne se escapa de lo que yo considero normal De cualquier manera, el triatlón no es para nada una mala religión, nos hace ser duros, valientes, organizados, y realmente productivos.
Si alguno quiere unirse, separarse, o cambiar la manera de practicar la nueva religión que no dude en escribirme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario