La tiranía de la distancia, tan lejano esta lo que quiero de lo que soy, o esa distancia que se pone de por medio para dejar atrás a quien nos persigue, a quien nunca dejaremos atrás. El abismo que hay entre pasado y presente que se convierte en infinito si el futuro se cruza en esa terrorífica visión.
Ese circulo vicioso que no me canso de recorrer, No importa la velocidad a la que me mueva, por mucho que se corra, por mucho que se intente escapar, por muy grande que sea la inercia, el destino es siempre volver a empezar y las preocupaciones vuelven a aparecer.
La tiranía de la distancia que aun es más dolorosa si camina junto al tiempo, terrible volver a ver los mismos fantasmas más tarde y aun más lejos; triste descubrir que el lento paso del tiempo y la maldita distancia lo curaría todo, ¿quién me engañó con semejante patraña?, ¿quien me dijo que me dejase de preocupar?
¿En qué momento pensé que dejaría de cometer los mismos errores?, ¿qué puedo remediar si soy yo mismo el que me pone la zancadilla a diario? Quizá soy yo la variable que echa al traste todo los buenos propósitos, quizá hay momentos que la peor compañía es uno mismo. Siento que todos los compañeros son solo pasajeros eventuales esperando bajarse en la próxima estación.
No hay trabajo que llene algo más que los bolsillos, que de tregua a esta batalla entre potencial y producción, no hay afición que convierta el esfuerzo en bienestar, no hay experiencia que me haga sentir sin juzgar. Triste es aburrirse de algo, aun lo es más no encontrar con lo que estar motivado o tener un momento de paz. Deber sentirme pleno me hace encontrarme vacío y triste.
Siento que la tranquilidad es solo algo entrañable que observo en los demás, que las preguntas ahogan y las respuestas asfixian. Los años pasan y solo aprecio cambios en los ojos de los demás, las expectativas son una broma en el futuro y el potencial es solo algo que como el tiempo, nadie nos lo ha dado pero duele dejar escapar…
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