jueves, 5 de febrero de 2015

Ser la pareja de un@ triatleta es complicado.

Aquí esta la entrada del mes de Febrero para mi columna en Sport Training.
Saliéndome un poco del guión, voy a dividir este post en dos partes. La primera es una parodia exagerando lo difícil que es ser la pareja de un triatleta, y la segunda trata sobre las parejas en las que ambos miembros compiten en triatlón. Quizá para vuestr@s novi@s no tenga demasiada gracia porque ya están hart@s de vuestros escarceos con el deporte; de cualquier manera, no os toméis este post demasiado en serio.
Ser la pareja de un triatleta no es sencillo ya que hay que aguantar hábitos bastante excéntricos. Los triatletas de alguna manera somos bastante egoístas con nuestro tiempo y prepararse para competir un triatlón exige bastante dedicación. Realmente es difícil de entender que sin ser profesional dediquemos tanto al deporte, mucho más complicado es hacerlo entender a los nuestros.
No solo se trata de la hora (o quizá 6 horas) que estamos entrenando, sino también en las condiciones en las que quedamos después de hacerlo. No nos olvidemos de la parafernalia de antes y sobre todo la de después (ya sabéis a que me refiero). Además coincide que lo hacemos los fines de semana, cuando nuestras parejas generalmente disponen de más tiempo libre. Después de la salida larga de los sábados y los domingos se nos va casi toda la tarde en el sofá reposando; mejor que nuestras parejas no tengan planes con nosotros.
Es un clásico la imagen de una mujer quejándose porque su marido está todo el fin de semana viendo el fútbol. L@s triatletas somos una nueva y radical versión de aquellos esposos “forofos”. Nosotros nos entretenemos con las web, YouTube, Facebook, Instagram, Strava… (aunque nos quejamos de que no dan minutos al triatlón en los medios más populares, desde luego no falta material audiovisual del que nutrirnos). No solo lo practicamos más de 10 horas a la semana sino que además también lo seguimos, sin olvidarnos del ciclismo… y además, a algun@s, nos gusta el fútbol.
Vamos a quitarnos la imagen de la cabeza de que la típica pareja del triatleta es una chica joven que acompaña a su novio en las competiciones. Los hombres también lo sufrimos. Conozco varios casos de maridos que sin ser deportistas han comprado juegos de “Zipps 808” a sus señoras por sus cumpleaños. Lo bueno de que tu novia sea triatleta es que es fácil saber qué regalarle.
Muchos me criticaréis por lo que viene ahora pero yo no me imagino nada más aburrido de ver para alguien que no es del gremio… que un Ironman. 9, 10 ó más de 14 horas de competición para vernos pasar un par de veces. Desde las 6 de la mañana ayudando, animando, haciendo fotos y encima esperando en la meta con una gran sonrisa.

No es fácil entender que necesitemos comprar medidores de potencia, ruedas de perfil y otros “caramelitos” para sentirnos como profesionales. También está el precio de las inscripciones, nutrición, fisioterapeutas… Ser triatleta no es barato y serlo e ir con lo último es realmente caro. Esto del triatlón “nos quita” el tiempo, la energía y el dinero, difícil de entender si no eres uno de los nuestros.
Compartir una velada junto a un@ triatleta es complicado. Una jornada laboral más una de entrenamiento no dejan demasiadas horas de calidad para dedicar a los nuestros. Si madrugas para entrenar, por la noche estas rendido, y si entrenas por la tarde/noche simplemente no estás, estás ausente. Si alguien de los que está leyendo este post trabaja, entrena duro y dispone de tiempo de calidad para los suyos… ¿me puede decir cómo lo hace? Quizá es que no entrena, que solo se pasea…
Tal y como está el patio cualquiera se deja la bicicleta en el trastero. Una, dos e incluso tres bicicletas en casa además del rodillo, cascos, mochilas, neoprenos, zapatillas, todo lo de nutrición, lo de después de entrenar… Es fácil llenar la casa y dejarse todas las “tri-cosas” por ahí esparcidas. Nuestros apartamentos parecen boxes en vez de hogares acogedores.
Por último nuestro estrés pre-competición, nuestro “mal rollo” después de una carrera floja o cuando estamos lesionados. Les contamos nuestros entrenamientos con detalles: “medias de más de 32”, “cienes por debajo de 1:15”, “series de 1.000m por debajo de 3:30…” y esas cosas de las que probablemente no entienden nada pero que ell@s escuchan con atención. Además les tienen que explicar a los suyos en qué consiste eso que hacemos con tanta pasión y responder a las típicas preguntas de… ¿y no le dedica mucho tiempo? o ¿ tú no entrenas?
Estoy casi seguro de que el porcentaje de solteros o divorciados es mucho mayor en el triatlón que en otros deportes, emparejarse con este deporte es una auténtica realidad.
A ti, triatleta apasionad@, ¿te gustaría que tu pareja fuese triatleta también? Más sobre ello en la segunda parte.

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