Tan solo tengo 28 años pero ya puedo decir que cuando yo era joven las cosas se hacían para
que durasen. Mi primer móvil fue el Nokia 3310. No recuerdo cuanto tiempo lo
tuve pero bien sabemos que era prácticamente irrompible; ¿puedes decir lo mismo
de la pantalla de tu Iphone? Hoy en día los móviles se fabrican para que los
cambiemos en un año o quizá año y medio. Si estas usando un móvil de más de 2
años de antigüedad (si extrañamente sigue funcionando), estás totalmente
desfasado. Antes las cosas se diseñaban para poder arreglarse, hoy en día todo
esta inventado para remplazado: Relaciones y aparatos.
La vieja escuela usaba más las manos que los dedos. Construían,
arreglaban, buscaban soluciones, ingeniaban métodos para solucionar problemas
tangibles. Hablo de esa generación que era capaz de arreglar o instalar cualquier
cosa en casa, de tener un huerto, de reparar un coche, de ir al monte a por
leña, en definitiva de poner sus manos al servicio de la inteligencia y
utilizar la astucia con un fin práctico. Es de la vieja escuela esa cooperación
entre vecinos, la noble competición, la lealtad, la solidaridad…
Hoy en día no trabajamos de esa manera, nuestra generación
es la de los dedos en teclados, en pantallas táctiles, en cajeros automáticos y
vídeo juegos. Mis abuelos Hilario y Teófilo eran ese tipo de vieja escuela.
Coaching es “entrenar” mentes para conseguir resultados
brillantes y generalmente buscar soluciones a problemas conceptuales. Quiero un coaching que haga que las personas usen sus manos para hacer algo materialmente
productivo. Escribo sobre sentir la satisfacción de reparar una moto, instalar
un enchufe o construir cualquier cosa en el jardín. Quiero que seamos capaces
de enfrentarnos a ese tipo de destrezas, conseguirlas y sentir la satisfacción
de ser un hombre capaz a la vez que útil. Ningún juego de la Play Station puede
darte esa magnifica satisfacción. Después de desafiar a la mente para buscar
una solución material, se pueden usar las habilidades para resolver cualquier
problema abstracto y alcanzar cualquier reto.
Es el momento de mirar hacia otra época y pasar a un
coaching más practico, donde , CEOs y directivos agudizan su ingenio montando,
construyendo, arreglando y encontrando soluciones a problemas materiales, el
coaching tiene que vestir a los ejecutivos de mecánicos y artesanos para que
después encuentren las mejores soluciones y la mejor manera de enfocar el desarrollo.
Quizá la nueva generación de coachs debamos inspirarnos en la vieja escuela y
hacer que las personas aprendan a manejar más las manos y menos los dedos.
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