Es evidente que en nuestro diálogo interior tenemos una serie de mensajes
negativos tales como “no puedes, no vale
la pena, fracasarás, que dirán de tí, es complicado...” Y es que cuando el
enemigo está dentro hay que combatirlo desde dentro. De buenas a primeras con
un chasquido de dedos es muy difícil hacer que esa voz se vuelva positiva o
simplemente callarla. En cierto modo, es bueno que forme parte de nosotros
mismos para que nos dé un ligero toque de prudencia, pero no para que fulmine
todas las iniciativas. No sería capaz de contar la de estímulos neutros que he
recibido y esa maldita voz se ha llevado a su territorio; por no hablar de los
buenos que se han quedado en rumiaciones que no han llegado al músculo, es
decir, diluidas en los “y si... y si... y
si..” basados en una estadística claramente sesgada hacia lo negativo. Basta
que hubiese un mal resultado para que olvidase las decenas de éxitos. No hay
nada peor que un diálogo interior activo-negativo para que todo se quede en
intenciones... En definitiva: ¡esa voz apesta!
Escríbete, háblate en voz alta e imagínate; activa de una forma más potente
ese cerebro que ha aprendido tanto, que tantas soluciones ha dado. Si te paras
a pensar, tu cerebro es y sigue siendo brillante; reconóceselo y rétale... ¿acaso
no respondió en tiempo de crisis?
Empieza por escribir... ¿qué tal unas notitas con mensajes positivos? Escribe
tus sueños y ponles una fecha, o simplemente lo que quieras que ocurra. ¿Por
qué no unos post it con los logros
conseguidos? Seguro que funciona para recordarlo. Sobre todo escribe
objetivos... ¿por qué no escribirse más a uno mismo? Es muy fácil que tu voz
interior te llame estúpido, pero es más complicado escribir “soy un estúpido”.
En definitiva: ¡escríbete!
¿Te atreves a hablarte en voz alta? ¿Qué tal un poco de refuerzo positivo
con unas palabras? No es sólo para decirte lo guapo o guapa que eres, sino más
bien para verbalizar sentimientos y sobre todo objetivos. Una meta es menos
lejana si la escuchas. Con este sencillo gesto, tendrá más cuerpo y se empezarán
a romper muros. Seguro que te gusta escuchar de tu propia voz lo que vas a ser.
La imaginación está infravalorada y, a veces, hasta mal vista. Te invito a
que cierres tus ojos, a que te relajes y empieces a visualizar lo que quieres
ser. No pienses en cómo ni donde estás ahora; sólo pon tus 5 sentidos en cómo
quieres verte, como si de una película se tratase. Disfruta ese momento. Tu cerebro se pondrá en
marcha para que esa situación tan placentera se repita en la realidad. Si no
eres capaz de imaginarlo, tampoco serás capaz de conseguirlo.
Juega a hacer algo nuevo
con tus sentidos para fulminar esos mensajes sin sentido culpables de que hayas
dejado tantas cosas por hacer.
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