Superar una ruptura es tremendamente complejo. Da igual cual de las
dos partes seas, si ha sido de mutuo acuerdo, amistosamente o con
resentimientos, es muy complicado afrontar el post ruptura.
Si has tenido la suerte o la desgracia de tener una relación de las
que yo denomino tormentosas, con sus discusiones, su bipolaridad amor-odio, en
las que se lucha contra viento y marea contra los elementos externos como la
distancia, otras personas, la edad... (Como Noa y Ali en el diario de Noa) es
todavía más complicado enterrarla y más fácil seguir enganchados a la relación
Noa y Ali del Diario de Noa. |
Nos encontramos ante la penúltima ruptura que ya, esta si es la
definitiva. O eso queremos creer. Aparentemente no nos gusta esta relación, nos
quita energía, vemos absurdo y contra nuestros principios seguir, tenemos
conciencia de que la otra persona no es para nosotros, incluso nos recomiendan que
lo dejemos y nos cuesta sangre sudor y lagrimas romper. Como decía, finalmente
se rompe y cuando se rompe las tres posibilidades más comunes que suelen
ocurrir son éstas:
Que al dejar la relación no hay por medio o no
aparece otra persona. Entonces se crea una sensación de vacío que necesitamos
gestionar. En la mayor parte de las ocasiones se vuelve con el antiguo amor, la
sensación de vacío es tan complicada, más si cabe cuando antes estábamos tan
absortos, que tomamos el camino menos difícil... volver al dulce caos, es decir,
volver a la relación tormentosa. En este caso afloran los: “Me quedaré sol@, no
voy a conocer a nadie, echo de menos…”
Que haya otra persona que llene el vacío. Dicen que “un
clavo saca a otro” o a “rey muerto, rey puesto”. Estoy de acuerdo si ese clavo
llega a clavarse, si se le deja penetrar. La sombra del antiguo amor es muy
larga; un impedimento para que permeabilicen otras personas. Si el nuevo amor
cuaja es algo genial, puesto que no solo ha conseguido enamorarte si no también
desenamorarte y promete un gran futuro. Pero son más las veces que por
cualquiera de las dos personas no llega a haber un “feeling”, ya sea porque la
nueva pareja sale rana, porque no podemos olvidar... la cuestión es que se
produce un rebote y volvemos a acordarnos del antiguo amor o tratamos de volver
a lo de antes, autoengañándonos de que será mejor y con el dicho de “más vale
malo conocido…” La opción menos mala nos parece atractiva y volvemos a caer por
enésima vez.
Dos de las tres opciones más comunes nos llevan a volver a lo que habíamos
tratado de olvidar... Qué sabia es la estadística que nos hace reforzar aún más
sus enunciados. En este caso la tendencia es acercarnos a la opción menos mala
y no a buscar la mejor opción.
Tranquilos es sumamente común. No somos ni los primeros ni los últimos
en padecerlo. En las próximas relaciones de tipo tormentoso (las que más
enganchan) que tengas es muy probable que te vuelva a suceder. La clave para
gestionar esta situación es saber lidiar con los vacíos, con el sentimiento de
soledad que queda después de la ruptura. Si aprendemos a manejar este vacío
seremos capaces de ser dueños de nuestras decisiones, de poseer un criterio más
fuerte y de ser capaces de decir y decirnos la palabra mágica: NO.
“Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años
fue a decir no cuando es no.” Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez. |
El coaching puede dotarte de herramientas para hacer posible la
alianza vacío-crecimiento, modificar las relaciones para que sea algo maravilloso o dejar de mantenerlas,
dejar de perder para empezar a ganar; reinventando o rompiendo.
Es una buena inversión aprender a conducir nuestro propio destino con
serenidad y calma y a ser un poco más objetivos cuando miramos a nuestro
futuro. Cuánto dejamos de ganar estando inmersos en ese duelo, ya no solo en términos
energéticos, si no tiempo y dinero.
Te invito a que descubras como el coaching puede hacer
que el mundo vea tu mejor cara y ganes, ganes y no dejes de ganar.
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