domingo, 13 de mayo de 2012

Rupturas


Superar una ruptura es tremendamente complejo. Da igual cual de las dos partes seas, si ha sido de mutuo acuerdo, amistosamente o con resentimientos, es muy complicado afrontar el post ruptura.
Si has tenido la suerte o la desgracia de tener una relación de las que yo denomino tormentosas, con sus discusiones, su bipolaridad amor-odio, en las que se lucha contra viento y marea contra los elementos externos como la distancia, otras personas, la edad... (Como Noa y Ali en el diario de Noa) es todavía más complicado enterrarla y más fácil seguir enganchados a la relación 
Noa y Ali  del Diario de Noa.

Nos encontramos ante la penúltima ruptura que ya, esta si es la definitiva. O eso queremos creer. Aparentemente no nos gusta esta relación, nos quita energía, vemos absurdo y contra nuestros principios seguir, tenemos conciencia de que la otra persona no es para nosotros, incluso nos recomiendan que lo dejemos y nos cuesta sangre sudor y lagrimas romper. Como decía, finalmente se rompe y cuando se rompe las tres posibilidades más comunes que suelen ocurrir son éstas:
Que al dejar la relación no hay por medio o no aparece otra persona. Entonces se crea una sensación de vacío que necesitamos gestionar. En la mayor parte de las ocasiones se vuelve con el antiguo amor, la sensación de vacío es tan complicada, más si cabe cuando antes estábamos tan absortos, que tomamos el camino menos difícil... volver al dulce caos, es decir, volver a la relación tormentosa. En este caso afloran los: “Me quedaré sol@, no voy a conocer a nadie, echo de menos…”

Que haya otra persona que llene el vacío. Dicen que “un clavo saca a otro” o a “rey muerto, rey puesto”. Estoy de acuerdo si ese clavo llega a clavarse, si se le deja penetrar. La sombra del antiguo amor es muy larga; un impedimento para que permeabilicen otras personas. Si el nuevo amor cuaja es algo genial, puesto que no solo ha conseguido enamorarte si no también desenamorarte y promete un gran futuro. Pero son más las veces que por cualquiera de las dos personas no llega a haber un “feeling”, ya sea porque la nueva pareja sale rana, porque no podemos olvidar... la cuestión es que se produce un rebote y volvemos a acordarnos del antiguo amor o tratamos de volver a lo de antes, autoengañándonos de que será mejor y con el dicho de “más vale malo conocido…” La opción menos mala nos parece atractiva y volvemos a caer por enésima vez.

Dos de las tres opciones más comunes nos llevan a volver a lo que habíamos tratado de olvidar... Qué sabia es la estadística que nos hace reforzar aún más sus enunciados. En este caso la tendencia es acercarnos a la opción menos mala y no a buscar la mejor opción.

Tranquilos es sumamente común. No somos ni los primeros ni los últimos en padecerlo. En las próximas relaciones de tipo tormentoso (las que más enganchan) que tengas es muy probable que te vuelva a suceder. La clave para gestionar esta situación es saber lidiar con los vacíos, con el sentimiento de soledad que queda después de la ruptura. Si aprendemos a manejar este vacío seremos capaces de ser dueños de nuestras decisiones, de poseer un criterio más fuerte y de ser capaces de decir y decirnos la palabra mágica: NO.

“Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.” Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez.
El coaching puede dotarte de herramientas para hacer posible la alianza vacío-crecimiento, modificar las relaciones para que sea algo maravilloso o dejar de mantenerlas, dejar de perder para empezar a ganar; reinventando o rompiendo. 

Es una buena inversión aprender a conducir nuestro propio destino con serenidad y calma y a ser un poco más objetivos cuando miramos a nuestro futuro. Cuánto dejamos de ganar estando inmersos en ese duelo, ya no solo en términos energéticos, si no tiempo y dinero.



Te invito a que descubras como el coaching puede hacer que el mundo vea tu mejor cara y ganes, ganes y no dejes de ganar.




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