miércoles, 3 de junio de 2015

Quiero escuchar algo más que un "where is the limit?"

Este es mi post del mes de Junio para la revista port training, yo he utilizado otro titulo. www.sportraining.es
Muchos de los futuros triatletas andan mirando los vídeos de Javier Gómez Noya confundidos, acomplejados y seguramente más atentos de la preocupación que de la ocupación. Algunos de ellos están buscando la figura del entrenador, alguien quien les de unas pautas para llegar a la meta en las mejores condiciones posibles pero también, de una forma más explícita a quien de forma sincera, personal y con conocimiento en la materia le diga que pueden hacerlo, alguien que les transmita algo más vago que un simple “¿where is the limit?”.
Muchas veces los entrenadores se quedan mirando los watios, segundos, kilómetros… y en multitud de ocasiones se olvidan que la clave puede estar en una frase que su deportista puede escuchar en tan solo 5 segundos. La mente de un atleta es extraordinaria, puede encontrar el placer en la fatiga, el éxtasis cerca del colapso, pero también es un gran muro para tantos otros que no logran creer que pueden hacerlo, un gran freno para los que caen en el conformismo o no se atreven a ir un poco más allá. La condición física cambia lentamente, pero la mentalidad de un deportista hacia un reto puede ser diferente en tan solo 5 segundos, sucede que su físico puede lograrlo pero la mente no se lo está permitiendo, ¿no conocéis ningún caso?
El deportista tiene que conquistar primero sus miedos, cuestionar sus limitaciones, romper las barreras que cree que tiene y debe dudar de lo que cree que conoce. El deportista debe saber que un entrenador que no incomoda no le está ayudando, que el que crea y lee entrenamientos sin desafiar y sirviéndose solo de los números es más un ingeniero. Quien compite en un deporte bien sabe que todo es mucho más sencillo si alguien que “sabe y le conoce” le muestra que “sí es posible”.
Después de casi 10 años y estando en diferentes posiciones, he visto como grandes triatletas totalmente capaces no se atrevían a inscribirse a una prueba porque nadie les hizo creer que sí que podían terminarlo, también como una persona que no era capaz de nadar más de 4 brazadas sin tener que parar, en tres días terminaba un triatlón nadando los 750 metros sin detenerse. He animado a un triatleta de casi 50 años a nadar 100m lo más rápido que pudiese; él daba por supuesto que no podía hacerlo por debajo de 1 minuto 35 segundos, cuando lo logró se sorprendió al conseguir la marca de 1 minuto 21 segundos! nunca lo había intentado, nadie antes le había desafiado a hacerlo.
Sus cuerpos podían y sabían, sus mentes no creían. ¿Hubiesen sido capaces de lograrlo siguiendo un programa de los que uno encuentra al escribir “entrenamiento triatlón” en Google?
Una vez que se está fuera de lo que uno mismo u otros considera el límite, todo es mucho más sencillo. Por ejemplo, una vez que se rompe la barrera de los 100 km en bicicleta se crea un antes y un después, porque de 80 a 101km hay un abismo, pero de 99 a 120 solo una barrita más.
Recuerdo la primera vez que superé los 100km. Salimos para hacer 80km pero Ivan Raña nos “engañó” y salieron 130km con ascensión al puerto de Abantos incluida. Aquel día aprendí una gran lección (aunque para verdadera historia la de la milla de Roger Bannister).
Me gustaría que de vez en cuando alguien me dijera que aun puedo hacer las series en la piscina más rápido, que no debo conformarme con un simple buen tiempo, alguien que conociéndome me retara a correr más deprisa, que me ayudara a creer que puedo hacerlo mejor. ¿A ti no te gustaría que tu entrenador, mirándote mientras entrenas, diciendo tu nombre, te dijese que aun puedes hacerlo más rápido?
El entrenador debería enseñar que además de más largo, también es un reto hacerlo más rápido. El entrenador debería conocer que no se trata de decir si no de hacer sentir, debería saber transmitir algo más que lo que cualquiera puede leer en los anuncios de zapatillas. Personalmente no creo que eso se pueda conseguir mandando un mail con una rutina de trabajo.
Dile a tu deportista lo que quiere escuchar y “no quiere” hacer. Cuando lo haga nunca te dejará de escuchar.

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