Podría escribir sobre mis ideas de aplicar el coaching a cualquier destreza que existe, sobre algún autor o quizá sobre como usar la creatividad, deportes, Australia...
Podría tratar de explicar mis miserias del pasado, escribir sobre mis sueños, sobre como estoy rumiando lo que pasó un tiempo atrás y como imagino lo que sucederá.
Podría enumerar las quejas sobre lo que hoy en día me molesta, Escribiría mil razones para vivir, podría plasmar, con talento o sin él, mi opinión sobre muchos temas. Creo que debería aprovechar este instante en el que soy el único cliente de esta preciosa cafetería en el corazón de St Kilda, que estoy con una copa de vino excelente, para escribir sobre...
La vida es algo demasiado importante como para tomársela en serio decía Oscar Wilde, no solo un genio de las letras, si no que también fue un genio de la genialidad. ¿Qué sería de nosotros si jugásemos un poco más a vivir? si fuésemos menos transcendentales, si jugásemos a ser grandes trabajadores, grandes amantes, a ser grandes altruistas... ¿Qué seria de nuestro entorno si mañana mismo nos levantásemos pensando que somos superhombres o mujeres con una misión disparatada que cumplir?. ¿Qué sería del mundo si todos jugásemos a ser un poco Oscar Wilde y reírnos de todo empezando por nosotros mismos?
Empecemos por atrevernos a sentir, a ponerle nombre a lo que fuertemente estamos notando en los brazos, en el pecho, en el estomago, en los ojos... Podemos denominarlo tristeza, miedo, decepción... ¿podría seguir verdad? vamos a atrevernos a sentir fuerte, sin miedo aunque eso nos lleve a gritar, a llorar o a reír con la tristeza o quizá nos sorprendamos y lloremos de pura alegría. Vamos a desafiarnos a sentir, a aceptar y después ya veremos si nos lo tomamos en serio o no, pero... ¿Y si nos proponemos emocionarnos?
He comenzado con la palabra empecemos en el anterior párrafo porque mi intención era seguir pensando y escribiendo, pero no, aquí lo dejo; me quedo simplemente sintiendo.
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