lunes, 13 de mayo de 2013
Tomar decisiones
No nos gusta enfrentarnos a las grandes decisiones, es un hecho y es lógico. Tenemos miedo al fracaso y a salir de nuestra zona segura por muy incomoda que sea; pero también es cierto que posponer decisiones generan una "pesadez" enorme. Lo califico así porque es lo contrario a aliviado, que es la primera sensación que sentimos al tomar la decisión. Tomarla también implica ejecutar y ésto a su vez un esfuerzo y por naturaleza somos de la ley del mínimo esfuerzo.
Cuando estamos indecisos, nuestros pensamientos son como rumiaciones sobre lo mismo, hablo de conjeturas catastrofistas o un optimismo sin una base clara. Llegado el momento en el que ejecutamos la decisión, hemos marcado un punto de inflexión y pasamos de un pensamiento circular sin un sentido claro a uno aplicado,nuestra mente pasa a dar soporte a la decisión que hemos ejecutado, es decir un pensamiento constructivo aplicado.
Ahora vamos a las acciones: Cuando divagamos hacemos mucho pero de pequeñas dimensiones y generalmente sin llegar a nada concreto. Una vez aplicada una decisiones las acciones ya tienen un sentido más especifico y lo que se hace se hace con fundamento.
Tomar una decisión es un paso, aplicar lo que hemos decidido es EL PASO que todo lo cambia, pero en eso consiste, en mejorarlo. Podremos obtener los resultados esperados y todo saldrá rodado o puede que no, pero entonces tenemos un nuevo horizonte de posibilidades y nos habremos liberado de mucho, muchísimo lastre y es que hasta la decisión de no tomar una decisión es liberadora. Recuerda que cualquier decisión implica cambio y éste a su vez oportunidad.
Trabajando recientemente con un cliente en Life Coaching nos ocupamos de ésto mismo. Tras dos meses de rumiaciones y divagar, tomó una decisión, la ejecutó y a partir de ese momento, salió de un circulo de inseguridad para entrar en otro de confianza en si mismo y a actuar con su propio criterio. Como él mismo me dijo: Me siento liberado.
Estoy hablando de toma de decisiones relevantes como abandonar un empleo, finalizar empezar una relación, dejar un país, tener un hijo, comprar una casa... Si recientemente has tomado una decisión importante como alguna de las anteriores sabrás bien a que me refiero.
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