No imagino un proceso de coaching sin que coach y coachee
tengan una actitud optimista. Si alguno de vosotr@s esta pensando en realizarlo,
en primer lugar debe preguntarse si es optimista. Si no lo es, que piense si
puede llegar a serlo. Si su pesimismo ahoga cualquier idea, tiene una labor
extra: empezar a trabajar su optimismo.
Optimismo Vs. pesimismo… Como he oído en un par de
conferencias de Alex Rovira, el requisito más importante que demanda la NASA para poder ser
astronauta es tener una actitud optimista.
El optimismo nos lleva a la acción, el pesimismo es genial
para no hacer nada. El coaching es atrevimiento, es hacer diferente para
obtener resultados extraordinarios, es crecimiento… si pensamos que todo va a
salir mal… ¿Qué acción vamos a desempeñar? ¿Cuáles van a ser esos magníficos
resultados? ¿Qué metas extraordinarias vamos a buscar? ¿Cuáles vamos a encontrar
si partimos del pesimismo más radical?
Buscar y aceptar un desafío requiere una actitud positiva.
No me imagino a los jugadores de la selección Española hace poco más de 4 años
asumiendo que iban a caer siempre en cuartos… Las barreras están para
romperlas.
Analizando con optimismo nos entregamos a nuestras virtudes
y no nos atrincheraremos en nuestras
carencias. Partiendo de una visión positiva estamos más cerca del éxito que si
lo hacemos de una visión catastrofista; con éste pensamiento tenemos una
percepción poco objetiva de la situación; tristemente más negativa de lo que
realmente es.
Cuando llegamos al momento de analizar las diferentes
opciones (lo que se puede hacer diferente para obtener resultados grandiosos
que no se están encontrando), el pesimista va en la dirección de: “No puedo
hacerlo, no se hacerlo, saldrá mal…” Los optimistas imaginan circunstancias que
posibilitan las acciones que llevan al objetivo. Realmente es importante poder
imaginarlo para poder lograrlo. Para lograr primero debemos creer y un pesimista
no hace porque no cree... Estoy casi seguro que el gran Leonardo Da Vinci no
era pesimista.
Planes de acción: Anticipar fracasos invita a no salir de la
zona segura que poco a poco se va haciendo más pequeña hasta casi ahogarnos.
Salir es fundamental. No podemos estar en ese pequeño espacio siendo más
grandes. En coaching es fundamental identificar cual es esa zona de confort y
salir de ella. El optimismo es la chispa que dinamita las barreras. Actuar es
la clave del crecimiento, del logro. El optimista siempre encontrara razones
para ponerse en marcha.
Un ejemplo es el penalti de Sergio Ramos en la Eurocopa. Es cierto
que falló con el Real Madrid y podría haberse cubierto de pensamientos anticipatorios
negativos, pero su optimismo le llevo a tirarlo… A LO PANENKA! Cada cual que
saque sus conclusiones. Todos hemos cometido errores; son nuestros penaltis
fallados. Hay 3 tipos de personas: Los que no vuelven a lanzar un penalti, los
que están pensando eternamente si tirarlo o no y los que lo lanzan.
Sergio Ramos |
No hay comentarios:
Publicar un comentario