miércoles, 28 de diciembre de 2011

Gestiona tus emociones.


Las relaciones interpersonales dejan huella; el afecto que hay en cualquier tipo de relación provoca unas emociones, la clave es hacer de esas emociones una herramienta con la que manejar nuevas emociones y no la losa que no te deja levantar cabeza.

¿Son adaptativas tus emociones?
La emoción que se despierta dentro de ti cuando alguien rompe contigo, la que te produce tener una relación tensa con tus padres o la rabia que sientes al hablar con tu jefe son emociones negativas, ¿Cómo podemos hacer de esas emociones nuestras aliadas?

Lo primero es saber que haces cuando aparecen esas emociones. Hay gente que se las echa todas encima y corre sin rumbo. También los hay quien cierra los ojos y hace como si nada estuviese pasando o la versión mirar hacia otro lado. Como no, siempre hay quien ante una mala emoción pierde su criterio y se dedica únicamente a destruir a la persona que se las ha provocado. ¿Crees que esa es la mejor gestión? Y lo que es más importante, ¿crees que son gestiones que potencian algo positivo?

Es el momento de canalizar las emociones hacia lo constructivo; es la hora de mirarlas desde otro punto de vista; de no cargarse con negatividad. Este tipo de emociones a medio y largo plazo no son otra cosa que pesadas piedras que has metido en tu mochila y no te dejan caminar. Si te llenas de malas emociones estarás metiendo piedras en esa mochila que todos usamos y cuando aparezcan situaciones parecidas solo tendrás una cosa que ofrecerle a los demás; ¡piedras! Puedes cambiar las piedras por herramientas y que cuando alguien demande cualquier cosa de ti, seas capaz de darle estas herramientas; nuestras mejores herramientas, nuestras mejores emociones, lo que yo considero nuestra mejor versión.

¿Cómo puedo gestionar mis emociones? Y sobre todo… ¿Cómo puedo gestionar las emociones derivadas del afecto?

No hay una "varita mágica" que convierta piedras en herramientas. El primer paso es convertir las negativas en positivas y el segundo paso y más complicado, convertir directamente todas las emociones en positivas; sin tener que cargarlas primero como piedras.

¿Un despido? Puede ser la oportunidad de un mejor trabajo. ¿Una ruptura? Dejar de perder en una relación que no lleva a nada y poder conocer a una persona con mejor feeling. ¿pelea con un familiar? Darte cuenta de que esa persona necesita tu ayuda.

Una pieza clave en la gestión de emociones es la responsabilidad; sin responsabilidad no hay oportunidad para la reinvención. Es recomendable gestionar siempre desde el aprendizaje de cualquier situación y buscando siempre construir en vez de destruir, tanto para los demás como para uno mismo. Hacer daño implica una mala emoción y una mala emoción es una piedra ¿no pesa ya demasiado la mochila como para que sigas llenándola más? Siempre mejor gratitud que ofensa.

Una mala gestión emocional lleva a malos resultados y éstos llevan a malas emociones y puedes girar y girar en este círculo y lo peor de todo es que puedes estar haciéndolo sin ser realmente consciente. Si tu mochila esta rebosando de piedras y es tan pesada que no puedes caminar quizá es el momento de pedir ayuda. Sacar las piedras implica trabajo y es duro, pero según se va aligerando es más fácil; para ti hacer el camino y para los demás caminar contigo y como no, descubrir paisajes que nunca te has atrevido a explorar.

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