Las relaciones interpersonales
dejan huella; el afecto que hay en cualquier tipo de relación provoca unas
emociones, la clave es hacer de esas emociones una herramienta con la que
manejar nuevas emociones y no la losa que no te deja levantar cabeza.
¿Son adaptativas tus emociones?
La emoción que se despierta
dentro de ti cuando alguien rompe contigo, la que te produce tener una relación
tensa con tus padres o la rabia que sientes al hablar con tu jefe son emociones
negativas, ¿Cómo podemos hacer de esas emociones nuestras aliadas?
Lo primero es saber que haces
cuando aparecen esas emociones. Hay gente que se las echa todas encima y corre
sin rumbo. También los hay quien cierra los ojos y hace como si nada estuviese
pasando o la versión mirar hacia otro lado. Como no, siempre hay quien ante una
mala emoción pierde su criterio y se dedica únicamente a destruir a la persona
que se las ha provocado. ¿Crees que esa es la mejor gestión? Y lo que es más
importante, ¿crees que son gestiones que potencian algo positivo?
Es el momento de canalizar las
emociones hacia lo constructivo; es la hora de mirarlas desde otro punto de
vista; de no cargarse con negatividad. Este tipo de emociones a medio y largo
plazo no son otra cosa que pesadas piedras que has metido en tu mochila y no te
dejan caminar. Si te llenas de malas emociones estarás metiendo piedras en esa
mochila que todos usamos y cuando aparezcan situaciones parecidas solo tendrás
una cosa que ofrecerle a los demás; ¡piedras! Puedes cambiar las piedras por
herramientas y que cuando alguien demande cualquier cosa de ti, seas capaz de
darle estas herramientas; nuestras mejores herramientas, nuestras mejores
emociones, lo que yo considero nuestra mejor versión.
¿Cómo puedo gestionar mis
emociones? Y sobre todo… ¿Cómo puedo gestionar las emociones derivadas del
afecto?
No hay una "varita mágica" que
convierta piedras en herramientas. El primer paso es convertir las negativas en
positivas y el segundo paso y más complicado, convertir directamente todas las
emociones en positivas; sin tener que cargarlas primero como piedras.
¿Un despido? Puede ser la
oportunidad de un mejor trabajo. ¿Una ruptura? Dejar de perder en una relación
que no lleva a nada y poder conocer a una persona con mejor feeling. ¿pelea con
un familiar? Darte cuenta de que esa persona necesita tu ayuda.
Una pieza clave en la gestión de
emociones es la responsabilidad; sin responsabilidad no hay oportunidad para la
reinvención. Es recomendable gestionar siempre desde el aprendizaje de
cualquier situación y buscando siempre construir en vez de destruir, tanto para
los demás como para uno mismo. Hacer daño implica una mala emoción y una mala
emoción es una piedra ¿no pesa ya demasiado la mochila como para que sigas llenándola
más? Siempre mejor gratitud que ofensa.
Una mala gestión emocional lleva
a malos resultados y éstos llevan a malas emociones y puedes girar y
girar en este círculo y lo peor de todo es que puedes estar haciéndolo sin ser
realmente consciente. Si tu mochila esta rebosando de piedras y es tan pesada
que no puedes caminar quizá es el momento de pedir ayuda. Sacar las piedras
implica trabajo y es duro, pero según se va aligerando es más fácil; para ti
hacer el camino y para los demás caminar contigo y como no, descubrir paisajes
que nunca te has atrevido a explorar.
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